5 +1 Consejos Prácticos para Reducir el Estrés en el Teletrabajo | Izo
logo_izo

5 +1 Consejos Prácticos para Reducir el Estrés en el Teletrabajo

Blog

Esta es una recopilación de consejos prácticos para poder reducir el estrés. Pero no me gustaría que recibieras esto como un aluvión de “cosas que hay que hacer” ni como “errores a mejorar”, sino más bien como pequeños trucos que pueden ayudarte.

Si lees uno, te gusta y sientes que te puede ayudar, aplícalo. Pero no trates de hacerlos todos de una, porque seguramente te vas a empachar y acabarás frustrándote.

Eres libre de hacerlo como quieras, sin embargo, puede que sea más sencillo empezar por el que más te guste y avanzar a medida que vayas acostumbrándote al cambio.

Dicho esto, te presento los 6 consejos prácticos para reducir el estrés en el teletrabajo.

1. HAZ PEQUEÑAS PAUSAS

Mi abuela y yo solemos cocinar juntas. Un día me enseñó que para hacer bacalao había que estar 4 horas seguidas removiendo la cacerola y asegurándote de que el bacalao no se pegaba. Cuando terminábamos la receta, ya casi no teníamos energía para el resto del día. Recuerdo que acabábamos tan cansadas que siempre decíamos lo mismo: ¡No volvemos a hacer bacalao!

En cambio, cuando hacíamos pan, había que amasar la harina y dejarla reposar una hora. Después volvíamos a amasarla y volvíamos a dejarla reposar otra hora. Mientras reposaba, veíamos una serie o charlábamos. Y cuando el pan estaba listo, estábamos deseosas de comer y de volver a hacer la receta pronto.

¿Cómo trabajas tú?, ¿como si hicieras bacalao o como si prepararas pan? El bacalao es el que trabaja todo el rato sin descanso. El pan, es el que trabaja en períodos de mucha concentración e intensidad y pausas de descanso. Permitirte hacer pausas, es apostar por tu eficacia a largo plazo. ¿Por qué? Porque una pausa de 5 minutos recobra tu motivación y recarga tu capacidad de atención.

¿Pero cuándo hago la pausa? Antes de empezar a sentirte muy fatigado sentirás un pequeño dolor de cabeza o molestias musculares. Ese es el momento de dejar al pan reposar, para conseguir una receta increíble.

2. ESCÚCHATE

Seuramente conocerás la fábula del leñador, que tenía que cortar árboles por 10 horas y pasó las 9 primeras afilando el hacha. La idea de la fábula es que entendamos que las pausas ayudan a “afilar el hacha” para después tener toda la concentración en el trabajo por hacer y hacerlo de la mejor forma.

El objetivo de las pausas es que te relajen y te permitan pensar en otra cosa. Habrá momentos en los que la mejor pausa para descansar un ratito sea sentarte en el sofá y leer, escuchar música o hacer scroll un rato. Pero no siempre esto es efectivo. A veces, podemos estar 30 minutos viendo la tele y seguir pensando en el trabajo o no conseguir relajarnos. ¿Por qué sucede esto? Porque necesitas una pausa activa.

Una pausa activa implica un pequeño descanso en el que eres tú quien hace algo. Un ejemplo puede ser bailar un rato, dar un paseo cortito, sacar al perro, salir a correr, utilizar esas bandas de resistencia que te compraste para el verano… Ya me entiendes.

Poco a poco irás aprendiendo a escucharte y a descubrir qué necesitas en ese momento y a saber reconocer cuándo empiezas a estar fatigado y si necesitas reposar la mente o necesitas activar tu cuerpo un ratito. Lo importante es que estás pasando de no escucharte y hacer todo seguido a entender tus necesidades y darte espacio para ser tú mismo.

3. BUSCA TIEMPO PARA TI

Durante la jornada de trabajo, hay muchas responsabilidades que recaen sobre nosotros y que debemos hacer. Sin embargo, no podemos plantearnos nuestra vida personal de la misma manera. Si en nuestra vida todo lo planteamos como “deberías” (debo hacer deporte, debo comer sano, debo pasar tiempo con mis hijos, debo aprender inglés, debo, debo, debo…) no solo nos vamos a agotar, sino que no vamos a disfrutar de lo que hacemos, porque lo planteamos como una obligación.

Piensa en actividades que comiencen con un “me gustaría”, cosas sencillas, del día a día (me gustaría leer un ratito, me gustaría tomar un café mientras miro por la ventana, me gustaría salir a dar un paseo y sentir el sol en la cara, me gustaría…)

Incluso si te das cuenta, muchos de tus debería puedes convertirlos en “me gustaría” como pasar tiempo con tus hijos, hacer deporte, aprender algo… solo con cambiar tu percepción de la actividad pasará de ser una obligación a ser algo deseado.

La idea es que puedas buscar pequeños momentos de tranquilidad en los que puedas hacer estos “me gustaría” antes o después de tu jornada laboral. El tiempo que tengas no importa, sólo que lo disfrutes como tú quieras.

4. CONOCE TUS CICLOS DE EFICIENCIA

Seguramente, muchos ya conoceréis los ciclos de eficiencia. Se trata básicamente del ritmo de cada persona. No me voy a poner técnica, simplemente explicar que las personas pueden tener diferentes ritmos circadianos, lo que se traduce en que tienes mayor capacidad de concentración en una franja horaria determinada.

Hay personas que trabajan mucho mejor por la mañana, otras por la tarde y otras por la noche. Prefieras la franja horaria que prefieras, trata de poner las actividades más complejas en este momento. Sentirás que trabajas con más facilidad y rapidez, aunque la tarea sea difícil, y conseguirás mejores resultados (lo que siempre viene bien para la autoestima).

5. PON UN POCO DE MÚSICA

Si tienes que hacer tareas sencillas o repetitivas, un poco de música o un podcast pueden ayudarte a mantener la motivación.

Por ejemplo, un podcast que suelo escuchar es Ensayos sobre la Ignorancia ya que son entrevistas muy cercanas a personas muy diferentes (y de pronto me descubro reflexionando sobre temas como la libertad de expresión, la fotografía o el autismo).

Si eres más de música, Spotify está repleto de playlists como esta que pueden darte la energía que falta a las 8 de la mañana cuando todavía ni el café te ha ayudado jajaja

Pero quiero destacar que lo importante es que te escuches y consumas lo que tú disfrutes. Incluso una misma semana puede ser que unos días te apetezca escuchar podcasts y otros en cambio te desconcentren y te ayude más un poco de música u otra cosa. Solo tú sabes lo que necesitas.

6. SI TE SIENTES BIEN, TRABAJARÁS MEJOR

A lo largo del post he tratado de que descubras que tus emociones también son parte de ti y que puedes usarlas a tu favor. Solo con que hagas un pequeño cambio como buscar tus “me gustaría” o hacer una pequeña pausa cuando te sientas un poco fatigado, te descubrirás mucho más motivad@. Al estar más motivad@ es probable que te sientas más alegre y que trabajes con más energía y concentración. Esto facilitará que a la larga asocies tu trabajo con emociones positivas y puedas disfrutarlo más.

Desde luego, ten en cuenta que habrá días malos, en los que nada te ayudará a cambiar la cara de perro con la que te has levantado, y, ¿sabes qué? ¡No pasa nada! Esos días pasan, simplemente acéptate y permítete tener un mal día. No te exijas tanto como de costumbre y ya verás que al día siguiente estás mejor.

Me quiero despedir, deseándote mucha paciencia contigo mismo para adoptar estos pequeños cambios en tu vida. Si te cuesta un poco cambiar tus viejos hábitos, recuerda todos los años que llevas haciéndolos y entenderás que quizá necesites una semanita más para cambiarlos y que eso ¡está bien!

Autora: María Miño Somolinos,

Analista CX

0.88