La cultura corporativa es la forma de ser de la empresa. El resultado de las políticas, normas y procedimientos definidos. Se gestionan los intangibles de la empresa, los elementos que la definen, por lo que afecta todos los aspectos de la empresa, desde el posicionamiento de la marca en el mercado hasta la satisfacción de los empleados en las líneas de producción.
Es de gran importancia mantener la cultura corporativa abierta a la innovación y la mejora considerando la cantidad de variables que intervienen en la misma. El primer paso para trabajar en ello es definir el tipo de cultura que tiene actualmente la empresa y cuál resultaría más conveniente.
Las empresas que definen su propia cultura buscan mejorar y el crecimiento constante, tomando todas las herramientas disponibles a su mano para ello, siendo una de ellas la cultura organizacional.
Elementos de la Cultura Organizacional
Filosofía: es el eje central de la empresa, la guía para el resto de aspectos. La filosofía a adoptar interpreta y explica cómo lograrás tus fines, y es la misma filosofía la que dicta cómo realizar cada tarea.
Misión: es la razón de existir de tu compañía y muestra el compromiso que toma tu empresa en el mercado.
Visión: describe el objetivo último. Es una aspiración: la energía que lleva a tu empresa a superarse a sí misma.
Valores: son el fundamento de las acciones y tareas de cada empleado de la empresa.
Ambiente empresarial: es el ambiente formado a partir de las relaciones entre los colaboradores y la actitud que demuestran frente a diversas situaciones laborales.
Sentido de identidad: es la forma en que los empleados se perciben como representantes de una empresa y la forma en la que la empresa los representa.
Normas, reglas o lineamientos: una serie de lineamientos que sugieren a los empleados cómo trabajar.
Tipos de Cultura Organizacional
1. Cultura Organizacional Orientada al Poder
Su objetivo es la competitividad con el resto de empresas, por ello los valores y la cultura en general están orientados a destacar y mejorar su posición en el mercado.
La cultura orientada al poder tiene como filosofía que el empleado es aquél que presta un servicio, por ello, hay una gran orientación a objetivos e individualidad. Tiende a formar grupos de trabajo únicamente cuando surgen problemas, pero fuera de estos incidentes el trabajo es individual y la información de cada área es privada.
2. Cultura Organizacional Orientada a las Normas
El valor principal de esta cultura es la estabilidad y la seguridad de la compañía. Por ello se establecen unas normas y reglas internas cuyo cumplimiento es obligado. Se da prioridad a los procesos, protocolos y procedimientos para garantizar un funcionamiento correcto, por lo que establece funciones y responsabilidades a cada uno de los empleados.
3. Cultura Organizacional Orientada a los Resultados
Su objetivo es la eficacia y la optimización de los procesos laborales; además, prioriza las metas a corto plazo y fomenta el ahorro de recursos, tanto materiales como humanos. Las estructuras se reorientan en función de los proyectos de trabajo a realizar, dándose gran importancia a la flexibilidad y a la rapidez de reacción ante posibles cambios. Los empleados se reciclan continuamente con la idea de obtener los conocimientos técnicos necesarios para realizar el trabajo.
4. Cultura Organizacional Orientada a las Personas
Son organizaciones que mantienen una orientación al bienestar de sus miembros, su fin último es proporcionarles un medio de vida razonable y un trabajo basado en el consenso, funciones asignadas según las preferencias personales y de la necesidad de aprender y progresar.
En la actualidad, muchas empresas han optado por cuidar a sus empleados porque ven en ellos algo más que la prestación de un servicio: los consideran como los principales representantes de la marca por lo que adoptan culturas organizacionales orientadas a las personas.